martes, 22 de agosto de 2017

Te recomiendo un libro: especial nostalgia #4

Y seguimos con nuestra semana de recomendaciones nostagiosas. Ayer le tocó a uno de los libros que me marcó más como escritora, hoy le toca a el libro que marcó mi vida como lectora y que me introdujo al mundo de lo fantástico para siempre y de forma incurable. Se trata de Harry Potter, toda la saga, aunque colocaré a Harry Potter y la piedra filosofal (1998) como recomendación, ya que es el que abre la saga.

Autora: J. K. Rowling (Joanne Kathleen Rowling, 1965, Yate, Reino Unido), @jk_rowling en Twitter.
Título original: Harry Potter and the Philosopher Stone (1997).
Otros títulos de la saga: Harry Potter y la cámara secreta, Harry Potter y el prisionero de Azkaban, Harry Potter y el cáliz de fuego, Harry Potter y la Orden del Fénix, Harry Potter y el príncipe mestizo y Harry Potter y las Reliquias de la Muerte.
Sinopsis del primer libro: Harry Potter se ha quedado huérfano y vive en casa de sus abominables tíos y del insoportable primo Dudley. Harry se siente muy triste y solo, hasta que un buen día recibe una carta que cambiará su vida para siempre. En ella le comunican que ha sido aceptado como alumno en el colegio interno Hogwarts de magia y hechicería. A partir de ese momento, la suerte de Harry da un vuelco espectacular. En esa escuela tan especial aprenderá encantamientos, trucos fabulosos y tácticas de defensa contra las malas artes. Se convertirá en el campeón escolar de quidditch, especie de fútbol aéreo que se juega montado sobre escobas, y se hará un puñado de buenos amigos... aunque también algunos temibles enemigos. Pero sobre todo, conocerá los secretos que le permitirán cumplir con su destino. Pues, aunque no lo parezca a primera vista, Harry no es un chico común y corriente. ¡Es un verdadero mago!


Colocar a Harry Potter en una lista de favoritos nostálgicos casi raya en el cliché, sin embargo, todos los que realmente crecimos con Harry sabemos que es imposible quitarlo de nuestras listas. Sin importar cómo nuestra experiencia lectora continuó evolucionando, Harry seguirá siendo una parte fundamental de nuestro amor por la lectura.

Para mí, este mundo fue un refugio en el cual guarecerme cuando me sentía sola, cuando sentía que faltaba algo en mi vida. Fue un lugar seguro al cual siempre volver. Jamás había sentido el apego que sentí con la saga de Harry mientras seguíamos esperando que salieran lo siguientes libros y tampoco lo volví a sentir luego de eso.

Los que crecimos con los libros sabemos que hay algo completamente irreemplazable en esa experiencia que vivimos. En las esperas que tuvimos que sufrir, en las comunidades que se formaron al rededor de eso, a las cuales le deben tanto las comunidades modernas. Fue una experiencia mundial e histórica que merece ser tratada con más cuidado y estudio del que se le da hoy en día, pues afectó a una generación.

No fue mi caso el de empezar a leer con esta saga, pero sí fue con Harry que descubrí el maravilloso mundo de la magia con pienso, de la magia con un sistema detrás, de la magia creíble. Aquel mundo, al cual entré por primera vez con la primera película a los 9 años, me atrapó por completo y no me dejó ir más. Sin dudas me gané, de forma irremediable ya, el puesto de la rara de la clase, pero Harry me dejaba tan en calma que me daba lo mismo si los demás creían que era rara, valía la pena ser rara si a cambio podía tener tanta paz, esperanza y fuerza para seguir mis sueños.

Los libros de Harry Potter marcaron el final de mi infancia y toda mi adolescencia, puedo decir, sin miedo a equivocarme, que me dieron las fuerzas que necesitaba para sobrellevar las vicisitudes de esa época de mi vida. Por eso cuando salió el último libro de cierta forma sentí que algo se quedaba en él y que algo de mí ya no me pertenecía y cuando la década de historias de Harry Potter cerró con la última película (con 19 años, 10 años después de ver la primera), sentí que una parte de mí quedaba en esa sala de cine. De cierta forma sentí que ese fue el momento en que me despedía de mi adolescencia, que ese final marcaba otro final.

Por eso puedo decir que Harry Potter marcó en gran parte quien soy ahora. No puedo más que recomendar la saga, aunque, como con todos los libros que se vuelven sumamente importantes para mí, yo entiendo a aquellos que no los leen, pero desearía con todo mi corazón que pudieran experimentar una cuarta parte de lo que yo viví con ellos. Siete libros que hubo que esperar, siete libros que no duraron más que un par de horas luego de tenerlos en mis manos, siete libros que me hicieron declarar con orgullo que era lectora y que me encantaba leer libros largos.

¿Por qué leerlos ahora? Porque son libros llenos de magia, aventuras, misterios y fantasía; pero fundamentalmente, porque las historias están plagadas de amor: amistad, hermandad, amor maternal y paternal y una plétora más de amores que solemos olvidar día a día, pero que encontramos casi sin querer en cada página de estos libros.

Esa es la razón fundamental por la que todos los Pottéricos claman que estos libros son su hogar, porque en los hogares uno se siente querido, y en Hogwarts, aún si uno es una pequeña niña uruguaya a miles de kilómetros de las Islas Británicas, uno siente que puede ser uno mismo. Y eso... eso es impagable.





Le dedico esta entrada a una de mis Gryffindors favoritas: Sofía Aquerre de Erial, que está cumpliendo años hoy.

También le dedico la entrada al #Clubdelectura.uy por convertirse en mi Hogwarts de la vida real (y a Joanna en específico, pues sé que este mundo es sumamente especial para ella).

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