martes, 28 de febrero de 2017

¿Por qué disminuí mi objetivo de Goodreads de 50 a 20 libros?

¡Hola, gente! ¿Cómo están? ¿Me extrañaron? Hoy vengo con una entrada distinta. Si me siguen en Goodreads  habrán visto que en mi objetivo de lectura para este año me establecí tan solo veinte libros a pesar de que el año pasado llegué a leer casi 50.



Originalmente no era así. Con toda la felicidad de haber leído más de cuarenta libros, decidí el primero de enero que iba a establecer mi objetivo en cincuenta libros. Para usar el viento que traía en la camiseta y leer más.

¿Y entonces por qué decidí cambiar mis aspiraciones? En primer lugar, lo del viento en la camiseta ya era una mentira, hacía meses que estaba teniendo problemas para leer. Y, segundo lugar, bueno, es que me he dado cuenta que voy a tener un año complicado. Manejar trabajo (y conseguir nuevos trabajos para lograr tener, un poco al menos, estabilidad económica), estudio, tesis, novelas y marketing no es algo sencillo. No es imposible tampoco, pero tengo que tener en cuenta que también que sufro de ansiedad y estrés, lo cual ya me incapacita en muchos sentidos, porque hacer algo, cualquier cosa, ya es una lucha en sí misma. No le deseo a nadie tener que batallar para hacer lo más simple y por supuesto, no le deseo a nadie tener que batallar para hacer incluso aquello que aman.

Esa es mi situación actual, y me ha llevado a que me cueste muchísimo leer. Los libros electrónicos se han vuelto casi un enemigo, el incluso cuando tengo que estudiar algo o corregir algún texto. Prefiero tener que imprimirlo a obligarme a mirar a la pantalla cuando es mucho más difícil concentrarme de esa manera.

Y eso ni siquiera significa que pueda concentrarme en papel. Debo batallar para eso. Pero leer y escribir son gran parte de mi trabajo y mi estudio, no puedo darme el lujo de agregar estrés y ansiedad por no poder terminar mi meta lectora de este año.

Este año sé que podré leer poco, o al menos poco que pueda ser contado en Goodreads, y estoy feliz con esa decisión. Menos estrés para un año que ya de por sí viene muy cargado, con muchos deseos y responsabilidades, con preocupaciones mayores que da la vida y sin olvidarme de cuidar de mí misma.

Decidí que escribiría una entrada al respecto porque sé que mucha gente toma la cantidad de libros que lee para juzgarse a sí mismo, para decidir qué tan buenos lectores son basados en ello. Y no creo que nadie debiera juzgarse de esa forma, la vida ya es lo suficientemente complicada, la gente ya hace suficientes juicios hacia otros como que para además te derrotes a ti mismo con los tuyos.

No eres más o menos lector, mejor o peor lector por leer doscientas novelas o diez.

Eres lector porque amas las historias. Porque te fascina el objeto libro y lo cuidas. Porque te gusta leer, te gusta perderte en las palabras, aunque ahora no puedas, porque prefieres escuchar música o salir con un amigo para evitar tener un ataque de ansiedad. Eres lector porque hueles las páginas del libro recién comprado, y también aquellas de los viejos libros de tus abuelos o padres. Eres lector porque te gusta mirar a tu estantería y te emociona pensar en tu siguiente lectura... aunque tardes meses, eso no importa.

Eres lector porque no puedes pensar en tu vida sin libros, sin nuevas historias, sin viejas historias. Porque hay personajes que aún te esperan en los libros y que son parte de tu infancia, a quienes te gusta regresar y te hacen sentir en casa.

Eso es ser lector. No es la cantidad, sino el amor que sientes por ellos.

Por eso, si este año, como a mí, te toca leer menos por la razón que sea, no te sientas mal, siéntete orgulloso de las historias que leas y siéntete orgulloso de ti mismo por saber poner límites que te ayudarán a mejorar tu vida.

¡Espero que tengan una hermosa semana!

¡Feliz comienzo de marzo!

jueves, 23 de febrero de 2017

Biblioreseña: Diez negritos - Agatha Christie



Autora: Agatha Christie
Serie: No (novela autoconclusiva)
Año de publicación en su idioma original: 1939
Año de publicación es español: 1955
Sello de mi edición: Booket





«En la remota Isla del Negro, una mano misteriosa está empeñada en cometer una serie de espeluznantes asesinatos, siguiendo al pie de la letra las ingenuas indicaciones de una canción de cuna. Por sus atmósfera inquietante y su hermetismo, esta es una de las novelas más logradas de Agatha Christie»


Este libro es el que fue votado para febrero en el #clubdelectura.uy, y se discutirá la reunión de hoy 24 de febrero de 19:00 h a 22:00 h en el INJU. ¡Quedan todos invitados!

Agatha Christie siempre ha estado de una u otra forma en mi vida, mi madre ama sus libros, especialmente a sus dos detectives Hercule Poirot y Miss Marple, y desde chica ella me contagió ese gusto viendo decenas de adaptaciones. Sin embargo, nunca leí sus libros.

Sí, lo sé, lo sé... Deshonrada sea yo y mi vaca. Pero simplemente no se me había ocurrido, debo admitir que quizás tenía cierto prejuicio contra los libros de misterio, por alguna razón siempre me pareció que el misterio era mejor en filme, que el formato libro le hacía perder la urgencia y el tempo que sí se puede crear mediante lo visual. Sin embargo estaba muy equivocada, y lo agradezco mucho.

La novela abre con una narración vertiginosa en el sentido de que hay mucho que abarcar pero lenta a la vez, porque nos están presentando a varios personajes: los diez que protagonizarán el misterio y otros tantos que son necesarios para entender el contexto.

Después de esos pocos y cortos capítulos que quizás puedan dar una sensación de tener que remar para pasarlos (no fue mi caso pero puedo entender si alguien lo siente así), la acción toma lugar y no nos abandona hasta el último capítulo.

La historia da pie a hacer muchas conjeturas, y todas serán rechazadas y vueltas a plantear múltiples veces pues la narración de Agatha juega con todas las posibilidades y se encarga de decir lo suficiente de cada personaje como para que sospechemos de todos ellos.

La novela me atrapó de muchísimas formas, llegó un momento en que empecé a sentir miedo de la atmósfera de la casa en la isla. Lo que logra crear Christie con sus palabras no tiene nada que envidiarle a una novela de terror o suspenso.

Es, además, una muy buena novela de época. Demuestra los pensamientos, moralidades y prejuicios de la sociedad inglesa de los años treinta con una habilidad maravillosa.

El final es escalofriante y sorprendente, incluso si lo esperamos (o esperamos algo similar).

Disfruté mucho de sus personajes crueles y en algunos casos sociópatas, y del viaje que creó Agatha con sus palabras.

Lo recomiendo muchísimo y le doy un 11/12.










martes, 21 de febrero de 2017

Biblioreseña: A Hat Full of Sky - Terry Pratchett


Título en español: Un sombrero de cielo
Autor: Terry Pratchett
Serie: Segundo libro de la saga de Tiffany Dolorido
Año de publicación en su idioma original: 2004
Año de publicación es español: 2011
Sello de mi edición: Debolsillo

«Aunque Tiffany tiene madera de bruja y muchas ganas de aprender, aún le falta mucho para ganarse su sombrero de mago. Tiene muy claro que ha heredado las dotes de brujería de su abuela, y a los once años ya domina unos cuantos trucos. Pero lo que de verdad ansía Tiffany, y es que llegue el día en que pueda lucir un sombrero de bruja negro y puntiagudo. Para eso deberá pasar una temporada con la señorita Level, una anciana hechicera con dos cuerpos que instruye a las aprendices de bruja en su casita de las montañas. Allí las cosas no serán exactamente como Tiffany esperaba, en ningún sentido. Las obligaciones de la brujería son más duras y menos fascinantes, y van mucho más allá de capas, trucos de magia y sombreros con estrellas.»


Este es el segundo libro de la saga de Tiffany Dolorido y el cuarto que leí. Sí, no hay nada correcto respecto al orden en que leí esta saga y sin embargo me apasiona con locura.

Llegué a este libro de una forma bastante mágica. Hacía unos meses me había enterado que, antes de su muerte, Terry Pratchett había dejado terminado el libro final de la saga de Tiffany (un quinto libro que yo no sabía que existía hasta entonces), y no esperaba que llegara pronto a Uruguay (nada llega pronto a Uruguay); sin embargo, como siempre, mi novio y yo paseamos por las librerías, sin realmente esperar nada. Y ahí lo vi... el quinto libro, en toda su hermosura.
No voy a negarlo, chillé de la alegría y fui de inmediato a abrazarlo, tenía que comprarlo (y lamentablemente para mi economía, sí tenía la cantidad necesaria para llevármelo). Y mientras fangirleaba a un nivel bastante alto ocurrió la verdadera magia... Con el rabillo del ojo vi una cubierta de Terry que no conocía, una cubierta que tenía a una chica y una bruja en una escoba (tengan en cuenta que para entonces había leído toda la saga... excepto el segundo y el último que acababa de salir), y, como ya adivinarán, ¡era el libro que me faltaba! Lloré de la alegría y luego en agonía tratando de contar hasta la última moneda que tenía. Por otro lado, mi maravilloso novio ya me había quitado los libros de las manos y se dirigía a la caja.

Hasta el día de hoy es uno de los mejores regalos que me ha dado (y teniendo en cuenta que fue él quien me compró el cuarto libro... debo agradecerle a él mi pasión por Terry y Tiffany).

Este segundo libro (que leí cuarto) es muy superior al anterior. Amé la significancia que tiene la señorita Cabal, sus rarezas y su peculiaridad (extraña incluso entre las brujas). En este libro nos presentan más al mundo de las brujas de Mundodisco y, debo decir, son mis personajes favoritos (también me encanta la MUERTE, ¿pero a quién no?).

Las brujas son personajes femeninos muy fuertes. Son tan diferentes entre ellas, tan diferentes a las mujeres comunes y a la vez tan iguales. Siento que son representaciones preciosas de la naturaleza humana. Casi todas las brujas mayores (solo puedo pensar en una que no cabe de ejemplo) son lo que yo desearía ser de grande. Son mujeres maravillosas, fuertes, sabias, que hacen cosas y a la vez dejan ser. Son ancianas, tienen pinta de anciana y sin embargo son tan vivaces, quizás incluso más que las jóvenes brujas (que también me encantan).

Los Nac Mac Feegle se desarrollan todavía más en este libro y muestran su lado más agradable. Son los compañeros que Tiffany nunca pidió, pero que son perfectos para la historia. Es cierto que tienen una cierta tendencia a convertirse en deux ex machina (¿feegle ex machina?), pero Pratchett no se esconde de ello, lo usa a su ventaja en el humor y la parodia que exudan sus libros (y este no es la excepción).

La sociedad en la que viven está muy bien creada y nos muestra las hipocresías en las que todos somos cómplices a veces y los pequeños gestos que los héroes que nadie ve tienen para con nosotros todos los días. Gentileza, bondad, entrega, son valores que podemos ver a través de las brujas. Pero también sabiduría y poder, con el que llega muchísima responsabilidad y hay que aprender a utilizarlo. A veces es necesario hacer algo en contra de lo que normalmente creemos razonable para poder generar un bien mayor. Y a veces nuestras mejores intenciones nos llevan a cometer grandes errores.
En este libro nos encontraremos con todos esos dilemas, que son resueltos de una manera exquisita.

Nuevamente debo recomendarlo muchísimo. No me gusta entrar en detalles de la trama porque no quiero que mis reseñas sean resúmenes o críticas (quizás alguna vez haré una, si algún libro me lo pide), simplemente paso para expresarles lo que sentí con este libro y a pedirles que por favor le den una oportunidad a esta saga.

Brujas sin pelos en la lengua. Feegles con la lengua cruzada. Una protagonista valiente, perspicaz y muy bien armada. Personajes femeninos excelentemente creados, personajes masculinos entrañables... ¿qué más quieren? ¡Lean la saga!

A este libro en particular le doy un 12/12.



domingo, 19 de febrero de 2017

Komikoseñas: El contenedor - Lumaga


Título: El contenedor (The Holder, en inglés)
Autora: Lumaga (Lucía Martínez Galdona) -guion y dibujo-
Año: 2014
Tipo: cómic corto
¿Dónde encontrarlo?: Tapastic (¡puedes bajar la app para celular y dar propina a los artistas!), Volumen 2 de la revista Powah



El contenedor es un cómic corto que cuenta la historia de dos personajes conectados por el destino.Y ya... no puedo decir más sin incurrir en spoilers.


Se trata de una historia preciosa, muy dulce y oscura (sí, no es una combinación imposible) creada por la autora uruguaya Lucía Martínez Galdona (mejor conocida como Luzco Lumaga) quien también escribió la novela El grupo Domak: Los siete puntos, que se encuentra en librerías en todo el país. Les cuento esto, básicamente para que sepan que si les encantó la historia de Domak, van a amar El contenedor, cómic que pueden leer de forma gratuita en Tapastic (pero no se olviden de darle monedas a la artista).

Como pueden ver por el arte de tapa, el dibujo de El contenedor es de estilo manga y podrán apreciar inmediatamente la alta calidad que posee y cómo el dibujo se funde con las palabras para darle mayor profundidad y emoción a la historia. Uno de los motivos para que el dibujo siga el estilo japonés es, además de que a la autora le apasiona, que esta obra fue una de las participantes del 5º Concurso Latinoamericano de Manga.

Llegué a esta historia directamente a través de la autora, a quien tengo el placer de conocer personalmente, y fue ella quien me dirigió a su usuario en Tapastic donde pude disfrutar (y sufrir) en los segundos que me llevó leer la historia y los minutos que me tomé para disfrutar del dibujo.

Como no puedo hablar en profundidad de la historia sin spoilear, los dejo recordándoles que todos los links para leerla están en esta reseña. Espero que se animen, porque no van a arrepentirse. Lumaga es una maravillosa artista y creo que es mi deber, por tener la posibilidad de escribir en un espacio como este, darle difusión a todos mis colegas jóvenes y aquellos que recién comienzan. Aunque mi voz solo sea una nota en la sinfonía de voces, tengo la esperanza de que ayudará a mejorar la música que nos rodea.

Le doy un puntaje de 12/12, aunque me tienta darle 11 porque deseo saber tanto más de esta historia (pero sería cruel quitar un punto por mis propios problemas).





Lumaga es una artista visual y escritora uruguaya nacida el 26 de noviembre de 1988. Trabaja creando maravillosos cómics de su autoría y con guiones ajenos. También participa en el diseño de videojuegos, vendiendo su trabajo y trabajando conjuntamente con otros artistas, programadores, guionistas, etc. Ha autopublicado su primera novela (El grupo Domak: Los siete puntos) mediante el método del crowdfunding a través de Indiegogo, formando una plataforma de fans que han ayudado a financiar la edición que ahora se ha distribuido por todo el país.

Si quieres saber más de la autora encuéntrala en:

Facebook: Lumaga
Twitter @Lumaga
Four Leaf (webcomic - versión en español; también disponible en inglés)
Tumblr: There is no spoon

sábado, 18 de febrero de 2017

Biblioreseña: The Wee Free Men - Terry Pratchett


Título en español: The Wee Free Men {Los pequeños hombres libres}
Autor: Terry Pratchett
Serie:
Año de publicación en su idioma original: 2003
Año de publicación es español: 2008
Sello de mi edición: Editorial Toro Mítico

«Armada con tan solo una sartén y su sentido común, Tiffany Dolorido, una joven aspirante a bruja, es lo único que se interpone entre los monstruos del País de las Hadas y la cálida y verde tierra de la Caliza, su hogar. Obligada a entrar en los dominios feéricos para rescatar a su hermano secuestrado, Tiffany se une a los Nac Mac Feegle locales (también llamados pequeños hombres libres), un clan de hombrecillos azules de quince centímetros de altura que roban ovejas, blanden espadas y son tan feroces como divertidos. Juntos lucharán en un territorio espeluznante y siempre en movimiento, se enfrentarán a brutales hadas voladoras, seres tejedores de sueños y perros sombríos (unos canes negros con ojos de fuego y dientes como cuchillas), antes de llegar hasta la Reina de los Elfos, la soberana absoluta de un mundo en el que la realidad se mezcla con las pesadillas. En el momento decisivo, Tiffany tendrá que enfrentarse sola a su cruel poder.»


Este es el primer libro en la saga de Tiffany Dolorido (o Tiffany Aching es su idioma original) y es además la trigésimo primera novela de Mundodisco un universo diverso y maravilloso creado por el ya fallecido genio de la literatura Terry Pratchett.

La saga de Tiffany lllegó a mí de una forma extraña. En diciembre del 2014 mi novio me regaló Me vestiré de medianoche, un libro precioso físicamente (y por dentro aún más precioso) que apenas tenía alguna señal de ser parte de una saga (si se miraba muy bien y se leía entre líneas) y que resultó ser el cuarto libro (y en ese entonces el que creíamos que iba a ser el último) de la saga.

Lo leí de todas formas. Sí, leí el último libro de una saga primero. Y desde el momento que descubrí la historia de Tiffany me enamoré de su mundo, de la literatura de Terry y de los geniales personajes que crea. 

Ahora necesitaba sí o sí seguir la historia. Tuve la suerte de que mi padre tenía el e-book del primer libro (algo que descubrí entrado el 2015) y lo leí inmediatamente. Si bien tenía miedo de haberme spoileado toda la historia leyendo el final, mis miedos fueron infundados.

En este primer libro logra un texto genial, atrapante, difícil de dejar a un lado. Tenemos una protagonista de tan solo nueve años pero no tiene un pelo de tonta, y si bien tiene cierta ingenuidad (y no conoce al mundo mágico que la rodea), de inmediato descubrimos al genio que atravesará el resto de la serie. Tiffany es una chica muy inteligente, muy racional, amable, justa y con un gran sentido de responsabilidad.

De más está decir que es un personaje con el que me siento muy identificada (aunque admito que ella es mucho más lista que yo).

Aunque nos encontramos con una niña como protagonista y unos pequeños hombrecillos azules y disparatados como acompañantes, este no es un libro escrito con una voz infantil. Si bien si pretende ser literatura juvenil y posee ciertos rasgos que los libros para adultos de Terry no poseen, en ningún momento toma al lector como tonto ni omite ser fuerte cuando debe serlo.

Por supuesto, el tono humorístico y crítico de Terry sigue allí. A menudo te encontrarás riendo por agudas frases que Terry escribe como si tal cosa y que delinean a la sociedad actual (incluso en un mundo que no se parece tanto al nuestro) con brillantez.

La saga de Tiffany Dolorido, aunque sea para un público más juvenil, es una de mis lecturas favoritas y la recomiendo encarecidamente a cualquier persona mayor a nueve años.

¡No se pierdan la oportunidad de leerlo!

Le doy un puntaje de 10/12 solo porque el resto de la saga supera con creces a este primer libro.



Filmoreseña: Hidden Figures

¡Con esta entrada inauguro las reseñas en el blog! Algunas serán más cortas, otras más extensas, pero todas llevarán mis sentimientos y pareceres con respecto al producto del que hablo. En este caso nos encontramos ante una Filmoreseña, pero muy muy pronto se viene una reseña de un libro. ¡Estén muy atentos a esta noche!


Título hispanoamericano: Talentos ocultos
Título español: Figuras ocultas
Año: 2017
País: Estados Unidos
Idioma: Inglés
Guion: Allison Schroeder y Theodore Melfi

Basada en el libro Hidden Figures por Margot Lee Shetterly


En esta película encontramos la historia de tres genias matemáticas afroamericanas: Katherine Johnson, Mary Jackson y Dorothy Vaughan. Las tres mujeres trabajan para la NASA en la división de Computadoras del Ala Oeste, compuesta únicamente por mujeres negras.

Estas tres mujeres de la vida real ayudaron, sin recibir el merecido reconocimiento, a la carrera espacial que Estados Unidos corría contra la URSS en los años sesenta, formando parte del equipo que colocara a John Glenn en órbita en la Tierra (convirtiéndose así en el primer astronauta en darle una vuelta completa).

La narrativa de la película nos muestra a la perfección el nivel de segregación que sufrían los negros en Estados Unidos en aquella época, que llegaba a puntos ridículos, como no poder tomar café de la misma cafetera o estar obligados usar distintos baños (que en el caso de la NASA podían llegar a estar a un kilómetro de tu puesto de trabajo, como le ocurre a Katherine Johnson).

Al mismo tiempo visibiliza otros tipos de segregación, como la que tienen los hombres blancos con las mujeres blancas y a su vez ellas con las mujeres negras; el sistema de compleja burocracia que impide el progreso; la ilógica de impedirle a una mente brillante desarrollarse en su campo solo porque el mismo no fue creado pensando en esa persona en particular, y cómo el avance de la tecnología puede eliminar puestos de trabajo si se impide a los trabajadores avanzar y mejorarse.

Las tres protagonistas generan un gran nivel de empatía con el espectador, uno siente por ellas y desea que alcancen sus sueños. A la vez generan una gran cantidad de vengüenza ajena para con la sociedad blanca que tiene puntos de vista ridículos basados únicamente en la cantidad de melanina que tiene tu piel.

Las actrices Taraji P. Henson, Janelle Monáe y Octavia Spencer son brillantes en sus papeles, parecen mujeres reales y no solo personajes de cartón (como debe ser, por cierto). También se encuentran actuaciones geniales por parte de Kevin Costner, Kristen Dunst, Jim Parsons (¡Sheldon!) y Glen Powell.

Es una historia emocionante, llena de momentos inolvidables, divertida y, debo agregar, muy importante para visibilizar a aquellas personas que forman parte de la sociedad pero que muchas veces son olvidadas, discriminadas y dejadas en segundo o tercer plano (en este caso las mujeres negras, pero sirve para cualquiera).

Mujeres reales, haciendo cosas reales que nadie había notado, caracterizadas por tres actrices maravillosas que van a ganarte el corazón en esta performance.

Hay que darle una oportunidad a esta preciosa adaptación (y con un poco de suerte eso atrae al libro a nuestro mercado)

Le doy un puntaje de 12/12. Muy buena historia, excelentes actuaciones, gran fotografía, música que va con la trama y un muy buen ritmo. ¡No hay que perdérsela!






El viaje de escribir una novela II

¡Buenas a todos! ¿Cómo han estado? Perdonen la demora pero he estado luchando con algunos problemas personales. Hoy paso nuevamente para dejarles la segunda parte de esta serie de entradas que explora el trabajo creativo (y no tan creativo) de escribir, corregir y editar una novela (todo esto antes de que se corrija y edite por profesionales en una casa editorial).

La última vez ya había terminado el primer manuscrito y lo había presentado a consideración a la editorial. A partir de este momento empieza una larga espera, varios meses en los que, por razones personales, no fui capaz de escribir más nada. Cualquier artista puede decirles que con el paso del tiempo uno empieza a volverse más crítico de su obra, y en el caso de un escritor que no tiene quien lo reseñe y que además no ha escrito en meses (con lo cual tampoco ha leído su obra en meses), comienza una etapa de cierta repulsión a lo que se ha escrito. En mi caso comencé a autoconvencerme que la obra no era buena, que era un desastre, que claramente me iban a rechazar, que yo era un desastre.

La razón por la que comparto estos sentimientos depresivos es porque quiero que sepan que ocurren, que no es raro si te está sucediendo y que no tienes que sentir que los demás escritores tienen todo bajo control y tú eres el único que piensa que su obra apesta. No. No te destruyas, no eres un desastre, a las obras hay que dejarlas descansar y son más las veces que uno tiene inseguridades y dudas acerca de lo escrito, que las que te sientes más cómodo y seguro con tu obra.

Finalmente en diciembre llega mi respuesta. Para ese entonces yo me había enterrado bajo cientos de comentarios despectivos para conmigo misma y no confiaba en mis capacidades. Por eso fue que me sorprendió que la respuesta fuera positiva. Y bastante positiva.

Eso sí. Había que hacer cambios y yo lo sabía. Iba a tomarme gran parte de mis vacaciones, ¿pero a quién le importa? Trabajar para los sueños siempre llena. Lo que me preocupaba es que no estuviera a la altura, que no pudiera hacerlo.

Me aseguré de ponerme una meta, pedir que me dieran una fecha límite, tenía que desafiarme a terminarlo, era la única forma de que pudiera hacerlo.

Mi odisea de edición y corrección comenzó el 8 de enero.


Decidí imprimir y encuadernar la obra para que fuera más manejable y pudiera trabajar en cualquier lugar. Creé un sistema de colores para marcar errores, cambios, palabras (o párrafos enteros) a eliminar, y repeticiones. Pero antes de empezar a marcar tenía que investigar algunos cabos que me habían quedado un poco sueltos o malinformados en el primer manuscrito (a veces prefiero seguir escribiendo y dejar la investigación profunda para más tarde... ahora era más tarde).


Tenía puntos específicos para investigar y cabos específicos para atar, así que sabía que podía lograrlo con una cantidad limitada de días. De cualquier forma, cuando estuviera editando en papel iba a poder encontrar más agujeros y trabajar en ellos.

Una vez que investigara sobre los problemas principales me dediqué a la edición y corrección en papel. Un total de cinco días para eliminar y cambiar muchísimo el texto.

Cuando comencé la edición y corrección en Word decidí cambiar el prólogo (ya era el tercero que escribía), e hice muchos más cambios y eliminé mucho más texto que en papel. Se sentía bien, era como purgar al texto de todo lo malo, de pronto comenzaba a surgir una historia que podía querer mucho, un personaje que podía apoyar hasta el final.

Los cambios principales tuvieron que ver con el lenguaje (quería que los personajes hablaran como uruguayos y no solo fueran uruguayos en papel) y debía eliminar un recurso con el que había experimentado y que, a mi parecer, no funcionaba con la historia (hubiera sido lindo que funcionara, pero me partía los ojos verlo).

Una vez que terminé con la corrección electrónica me sentí muy satisfecha con mi trabajo... Eso solo duraría unos días.

Mis dos lectores beta habían leído y compartido sus opiniones conmigo y había varias cosas me dejaban incómoda. Sabía que podía hacerlo mejor. No estaba un 100% feliz con algunos detalles y quería trabajar sobre ellos. Estaba cansada, agotadísima, con pesadillas continuas por la noche y el sueño muy desvirtuado (mientras editaba me acostaba alrededor de las cinco de la mañana), pero tenía que hacerlo. Quedaba una semana antes de la fecha de entrega, el reloj estaba corriendo veloz en mi contra, no podía hacer nada más que ponerme manos a la obra y esperar no tener que pedir que me extendieran el plazo límite.

Imprimí otra copia, la llamé manuscrito 2.5 porque ya había hecho algunos cambios basándome en los consejos de mis beta, y me puse a repetir el proceso que había empezado menos de un mes antes.

Fue un trabajo mucho más delicado. Ya no se trataba de quitar grandes pociones de texto, sino de pasar el peine fino por lo que seguía quedando que no resultaba necesario o que oscurecía más de lo que aclaraba.

Volví a cambiar el prólogo.

Jamás he borrado tanto texto en mi vida. No me suele resultar fácil, se trata de mis pequeños bebés después de todo. Pero en este caso era diferente, se sentía diferente y por alguna razón me resultaba fácil quitar lo que sobraba y no quedarme colgada de una oración de la que estuviera particularmente orgullosa.

Pero como suele suceder con toda la seguridad que un escritor puede tener, la duda asalta en el peor momento. Quizás antes de explicar mi solución deba explicar el problema.

Yo quería escribir a mis personajes como personas que traspiraran el ser uruguayo aunque fueran tan diametralmente opuestos al uruguayo común. Para mí eso se vería a través de la lengua. Uno puede ser cualquier clase de persona, pero en nuestro uso de la lengua cometemos pequeños traspiés que dejan en evidencia nuestro lugar de procedencia.

Era necesario que los personajes vosearan. Pero deben saber que eso no me resulta en absoluto fácil. Me considero una persona tuteo-voseante, uso ambas variedades de la lengua, pero tiendo a preferir el tuteo, y cuando se trata de la escritura, jamás, nunca, en absoluto voseo. Así que hacer que mis personajes vosearan ya había sido una odisea en sí misma.

El problema surge cuando empiezo a preguntarme hasta qué punto (y con punto me refiero a lugares geográficos) puedo mantener este voseo. El problema con creer que sabes algo es que probablemente no es cierto. Yo había investigado las variedades del español del Uruguay antes y conocía gente de varios puntos del país. Sin embargo, no podía decir con certeza que lo supiese todo. No sería razonable.

Así que decidí hacer un llamado a mis conocidos del interior del país (con Montevideo no tenía problemas) para asegurarme de que no hubiera cometido algún error grande al representar a mis compatriotas. Tuve suerte, solo debí arreglar la forma de hablar de un solo personaje y ni siquiera habla demasiado. Pero la travesía me enseñó a nunca volver a tomar por sentado nada...

La corrección esta vez me llevó a terminar a las cinco de la mañana del día de entrega. La parte más difícil había sido editar sobre lo editado en papel. Lleva mucho tiempo ver pequeños detalles y luego hay que pasarlos al archivo final. A pesar de todo el estrés, fue una experiencia agradable, cada capítulo corregido era una pequeña victoria.

Y así terminamos la segunda entrega de El viaje de escribir una novela, espero que les haya parecido interesante (aunque fuera tan largo el texto) y que tengan muchas preguntas para la próxima entrega.

¡Recuerden que hoy se publican múltiples entradas! ¡Variedad para los distintos gustos!


¡Que tengan un hermoso fin de semana!

¡Muchas gracias por leerme!

viernes, 10 de febrero de 2017

Mi encuentro con #Clubdelectura.uy y por qué tienes que unirte

Hola a todos, ¿cómo han estado? Hoy vengo con otro tipo de entrada, un tipo de entrada, que, si han estado el suficiente tiempo por aquí, saben que me gusta hacer de vez en cuando. Una de mis cosas favoritas es visibilizar cosas maravillosas que hace la gente, especialmente los jóvenes que somos tan criticados por la sociedad. Hoy vengo con una entrada que es muy especial para mí, porque vengo a hablar del #Clubdelectura.uy, un espacio donde los libros son el centro y los lectores pueden sentirse en casa estando fuera de casa.
Imagen por Stephanie Campi

Si no se han dado cuenta, desde que volví de mi hiato que parecía más bien una herida mortal de la que estaba lentamente muriendo, reformé varias cosas en el blog. Algunas han desaparecido y otras son completamente nuevas. Entre ellas se encuentra la imagen del #Clubdelectura.uy que viene acompañada del link al grupo de Facebook y la información fundamental sobre el grupo proporcionada por las tres coordinadoras y fundadoras del club: Agustina Aguilera, Stephanie Campi y Joanna Peluffo. Ahí queda bien explicado qué es el club, pero por si les da pereza bajar unos pocos píxeles se los explico de forma resumida y luego ustedes se informan con las fuentes oficiales: el #Clubdelenctura.uy es un grupo de lectores jóvenes que se reúne mensualmente a discutir un libro que ha sido previamente seleccionado mediante voto en su grupo oficial de Facebook.

¿Eso es todo? ¿Por eso querés que vayamos hasta el Inju cada mes? 

Primero, ¿cómo que eso es todo?, ¿saben lo mucho que cuesta hacer que salga un libro? Por no mencionar todo el trabajo que las coordinadoras ponen mes a mes para que el club siga teniendo un hogar y las editoriales sepan que allí estamos y muchos escritores decidan presentar sus libros con nosotros (sí, hay muchas presentaciones de libros, ¿no lo mencioné?, bueno, ahora lo menciono). ¡Y las actividades extras!, que claramente existen solo por el esfuerzo tremendo de las coordinadoras.

Segundo, no, no es esa la razón por la que creo que todos los lectores deberían darle una oportunidad al club si el espacio se los permite (aunque debo agregar que hay gente que viene de otros países y no se queja). La razón por la que creo que no deben perder la oportunidad de ir a una reunión es meramente humana.

Quizás no sepan que yo soy una persona extremadamente tímida e introvertida. Por eso cuando la autora de Lunas de marzo, Sofía Aguerre, a quien apenas había conocido me invitó a ir a un lugar que no conocía con gente que no conocía a... ¡hablar! y luego formar parte de su presentación, mi reacción inicial fue: ¡pánico!¡emergencia general en el cerebro! ¡rápido, encuentra una excusa para no ir! ¡que alguien se encargue del temblor de piernas! ¡corten el flujo de sangre a los cachetes! Ya saben, lo normal para una persona tímida, introvertida y que, además sufre de ansiedad.

Sin embargo, le dije que sí. Que iba a ir. ¿Por qué? Realmente no lo sé. Supongo que fue en parte porque quería apoyar a una autora joven como yo que publicaba su primera novela y, por otra parte, había algo en mí que decía: son lectores como tú, ¿qué tan malo puede ser?

Foto de la decimoctava reunión en donde hablamos de
Un mago de Terramar y luego tuvimos la presentación de
Lunas de marzo de Sofía Aguerre.
Por Stephanie Campi. 
Para mi sorpresa, salvo por el temblequeo de voz que siempre tengo al hablar en público, aquel día fue uno de los mejores días del año. No solo disfruté más de lo que pensaba que podría disfrutar, sino que además conocí un grupo de gente maravillosa. Lectores como uno que se preocupan, que quieren promover la lectura y a los escritores (sin importar si eres alguien de renombre o ni siquiera tus familiares más cercanos tenían idea de que escribías hasta que saliste con tu precioso libro autopublicado a tratar de luchar con la corriente). Lectores que, además, son tremenda gente, que se preocupan si estás mal, que te extrañan si no puedes ir a una reunión.

El #Clubdelectura.uy se ha convertido en un hogar para mí. Es un lugar donde disfruto mucho, Un lugar donde me encuentro con gente a la que quiero mucho, mis hermanos y primos lectores. Es una familia más que no para de crecer y que siempre tiene lugar para una silla más.

Foto de la presentación de El grupo Domak de Lumaga.
Por Stephanie Campi.
Por eso creo que deberían ir. Porque todos nos sentimos solos a veces. Porque todos hemos leído un gran libro y nos hemos quedado con ganas de discutirlo pero, tal vez, no teníamos a nadie. Porque todos tenemos que descubrir lecturas nuevas y animarnos a leer cosas que nos resultan extrañas, ajenas. Y el club en el mejor lugar para hacerlo.






Foto de la presentación de Luna de Verónica Lacomte.
Por Stephanie Campi.
Quiero aprovechar, ya que estamos, para agradecer con un abrazo enorme a las tres coordinadoras del club. Porque siempre están trabajando con fuerza para que el club siga brillando y creciendo y porque las tres son hermosas personas y las quiero muchísimo.

También quiero agradecer a los miembros del club. Por darme un hogar, por dejarme formar parte de algo, por sentir que formo parte de algo. También los quiero muchísimo y agradezco al universo haberlos encontrado.

Hace un año y tres meses que formo parte de esta gran familia, pero el club es mucho más grande y está por cumplir los tres años de vida. ¡Hay que celebrarlo! Una buena forma es acercarse y unirse a la fiesta.

Recuerden apretar la imagen al costado derecho del blog para ir a la página del club y, una novedad, si hacen clic aquí van directo a la página de Twitter oficial del #Clubdelectura.uy.

Foto de la presentación de 10 relatos de una mujer placard de Selene Hékate,
de la reunión navideña del club donde discutimos Yo, Robot de Isaac Asimov.
Por Stephanie Campi.


¡Muchas gracias por leerme! ¡Que tengan un hermoso fin de semana!

lunes, 6 de febrero de 2017

El viaje de escribir una novela I

¡Buenas a todos! ¿Cómo han estado? En esta entrada quiero empezar con una nueva serie de contenido para el blog. Mi intención es mostrar mi viaje personal con la escritura a través de distintas instancias del trabajo que conlleva escribir una novela y eventualmente publicarla.

En estas primeras entregas de El viaje de escribir una novela les contaré sobre el esfuerzo de crear y editar Sandwitch, mi nueva novela, la cual acabo de entregar finalmente el día de hoy (6 de febrero).

Al principio de toda novela hay una idea. En mi caso esa idea llegó en diciembre del 2015, no era algo preciso en lo absoluto, solo una vaga sensación de que quería escribir una historia humorística con magia en Uruguay.

El proceso de creación me estaba resultando difícil por métodos electrónicos así que decidí que, dado que ese fin de año lo iba a pasar fuera de casa de todas formas, me compraría un cuaderno (de esos normales y corrientes que se usan en la escuela) y comenzaría a bocetar el primer esqueleto del libro.


Y así lo hice. El primer esqueleto lo esquematicé los primero días del 2016 y no se parece en nada a la novela que, con mucha suerte, podrán leer en los próximos meses. Pero de todas formas considero que este es un paso importante para mí a la hora de crear, necesito generar esa suerte de línea temporal para luego tomar decisiones importantes cuando esté escribiendo.

Lo segundo que tocaba hacer era crear a los personajes. No siempre sé todos los personajes que van a haber, de hecho, si han estado siguiéndome por un tiempo, sabrán que en una de mis novelas (Vampyra, autopublicada en el 2013) faltaban personajes vitales para la trama en el primer esqueleto.

En este caso sabía más o menos qué necesitaba, sabía que iba a jugar con la idea de una generación de jóvenes brujos, así que necesitaba crearlos. El personaje principal sería femenino, su historia fue la primera en llegar a mí y me la imaginé como una pequeña niña de nueve años que de pronto descubre que es bruja (esto puede ser considerado como un avance y un extra de Sandwitch porque de hecho nunca llegué a incluir lo que escribí de esta escena en particular).

Siempre genero una suerte de ficha. No es algo para nada formal, aunque admito que me sería de gran ayuda si pudiera rectificar el caos que genero con mis personajes. Me gusta delinearlos físicamente, no soy muy afín de delinearlos psicológicamente porque para mí la psicología del personaje es la parte que uno descubre al escribir y es lo que más me gusta de hacerlo.

Lo siguiente fue empezar a escribir, la parte más difícil de todo el asunto. Enfrentarse a la hoja en blanco después de estar dándole tantas vueltas. A veces me gusta crear escaletas para cada capítulo, pero no fue así para el primero. Lo sentía aflorando en mis dedos y era necesario que lo escribiera así, saliendo del alma y no tanto de la mente. Fue el primer y el último capítulo que salió con tanta facilidad.

En ese entonces había escrito un prólogo que no me terminaba de convencer y fue así como decidí escribir uno nuevo que estuviera más apegado al tono de la historia. No fue el último que escribiría.

Desarrollé y escribí el primer manuscrito de la novela en los siguientes siete meses. No fue una experiencia fluida, el 2016 estuvo lleno de problemas personales y muchas veces pasaba meses sin escribir. Iba realmente a paso de tortuga y francamente parecía como si nunca fuera a terminar.

Definitivamente fue una de las experiencias más cuesta arriba que he tenido. Pero finalmente el 18 de julio del 2016 terminé con el primer manuscrito y procedí a corregirlo y enviarlo a la editorial para su revisión.

Aquí termina la primera entrega de El viaje de escribir una novela. Me pareció que era bueno mantenerlas de una extensión bastante razonable para no aburrirlos con pequeños detalles, pero sin duda me encantaría recibir sus preguntas y recogerlas para otra entrega.

¡Que tengan una hermosa semana!